Ya está en la calle mi libro de relatos
Lola Dinamita (El desvelo Ediciones)
Arde
75 euros
50 x 50
Nieva sobre las praderas azules del norte. Contemplamos, mientras la tempestad es asumida por la noche, los vaivenes de la luz. Nos atemoriza su declive, dudamos sobre la conveniencia de huir, de correr entre las espigas, evitando el hielo y la fiebre. Pero pronto venceremos a la desidia y dormiremos bajo sábanas añiles, pintadas con bocetos de tu rostro.
Antes del dominio del sueño recordaremos las tareas del día. Habremos pintado las paredes de nuestra casa con manchas de índigo, rodeadas por líneas rojas que disimulan su condición humana. Habremos trabajado hasta el fin de la luz, buscando huecos en la piedra que regalen, cuando el invierno termine, el calor de la lluvia. Habremos teñido las baldosas con el color de los pájaros más extraños. Eso haremos mientras escuchamos el final de la tormenta. Eso e hilar madejas de lana marina que abandonarán formas cercanas al ruido: hexágonos, objetos indolentes o pequeños reptiles de ojo rasgado.
Antes del dominio del sueño recordaremos las tareas del día. Habremos pintado las paredes de nuestra casa con manchas de índigo, rodeadas por líneas rojas que disimulan su condición humana. Habremos trabajado hasta el fin de la luz, buscando huecos en la piedra que regalen, cuando el invierno termine, el calor de la lluvia. Habremos teñido las baldosas con el color de los pájaros más extraños. Eso haremos mientras escuchamos el final de la tormenta. Eso e hilar madejas de lana marina que abandonarán formas cercanas al ruido: hexágonos, objetos indolentes o pequeños reptiles de ojo rasgado.
Texto de RECAREDO VEREDAS
Insatisfecha
50 x 50
"El Hotel Palace, de Fort Romper, estaba pintado de un color azul claro, matiz que puede observarse en las patas de una especie de garza, lo cual hace que el ave revele su posición contra cualquier fondo. El Hotel Palace, por lo tanto, siempre estaba vociferando y chillando de una manera que daba al deslumbrante paisaje invernal de Nebraska la mera apariencia de un silencioso pantano gris."
El hotel azul, Stephen Crane
"Podríamos definir la Hora Azul, también conocida como la Hora Mágica, como el intervalo de tiempo que transcurre al anochecer, empezando una media hora antes de que el sol se ponga, y finalizando treinta minutos desde que el sol se pone. La duración no es exacta, y la calidad del cielo a la hora de hacer las fotos dependerá de lo despejado o nublado que esté el día. Durante este tiempo, el cielo va cambiando de color progresivamente hasta llegar al negro. Antes de que llegue a la oscuridad completa, y si el cielo está despejado, el color irá tornando a un azul intenso que puede contrastar muy bien con algunos elementos que queramos sacar en la fotografía. http://www.dzoom.org.es/noticia-1639.html
“El cielo, lo vemos de un extremo a otro de la tierra, es una laca azul horadada de brillos.Vemos a un par de niños que miran juntos este mismo cielo. Y luego los vemos por separado mirándolo.Y luego vemos a Thanh que llega desde la calle y ve a los niños.Luego volvemos a ver el cielo azul acribillado de brillos.Luego se oye el vals sin palabras llamado “desesperado” silbado por Thanh sobre un plano fijo del azul del cielo.”
El amante de la China del Norte, Marguerite Duras
Textos escogidos por ELVIRA NAVARRO
Perdida
150 euros
80 x 80
Ella dice que azul es el color del alma, del amor, de los insectos. Ella imagina lienzos y baila con acuarelas. Ella tiene un rumor azul, y con ese rumor se confunde como lo hace un cuerpo de agua al adentrarse en el mar. Un mar que bien podría ser este mismo que observas en lo infinito de tu vaso, o por no mirarme.
Ella instaló la suerte en la alcoba y la fragilidad en la palabra. Yo no quiero tener que decidirme. Ella no sabe que tu sonrisa dispara la lluvia y este sueño atrapado en su cabeza. Y esta boca. Y este pudor. Tú no sabes que mojada siempre titubeo. A las paradas del alba, dondequiera que me llegue el pulso, miro con asombro la exactitud de las tormentas de la vida. Azul es el aire y el aliento. La calma y el olvido. El juego del silencio que viene a decirnos que ya basta, el corazón. Quiero.
Pensar que no me alejo
Dejar que se me lleve el agua.
Ella instaló la suerte en la alcoba y la fragilidad en la palabra. Yo no quiero tener que decidirme. Ella no sabe que tu sonrisa dispara la lluvia y este sueño atrapado en su cabeza. Y esta boca. Y este pudor. Tú no sabes que mojada siempre titubeo. A las paradas del alba, dondequiera que me llegue el pulso, miro con asombro la exactitud de las tormentas de la vida. Azul es el aire y el aliento. La calma y el olvido. El juego del silencio que viene a decirnos que ya basta, el corazón. Quiero.
Pensar que no me alejo
Dejar que se me lleve el agua.
Texto de VIRGINIA BARBANCHO
Los antiguos amantes
80 euros
61 x 50
A veces todo lo que tenemos dentro es una isla desierta.
Ya nos hemos hecho mayores y sabemos que existen los tsunamis.
Si el tsunami se lleva por delante la isla desierta es un problema.
Cada vez nos queda menos tiempo para la rabia.
Ahora empleamos el esfuerzo en cansarnos.
Todo esto suena muy mal.
Suena como a renuncia.
A pastillas para dormir o sucedáneos.
Así pasa el día a día en el Mundo de Los Vivos.
El Mundo de los que Creen Estar Vivos.
La Ciudad Rebosante de Pequeñas y Angustiosas Islas Desiertas.
Nos levantamos.
Algunas mañanas nos da tiempo a lavarnos.
De todas formas a lo largo del día lo que hacemos es ensuciarnos.
Luego nos acostamos.
Pueden pasar años sin que nadie se dé cuenta de que todo está iluminado.
A pesar de que haya lugares que se estén oscureciendo para siempre.
A pesar de que aumenten nuestras dioptrías por cualquier exceso.
A pesar de que las nuevas tecnologías sean lo más parecido a la demencia senil.
Pueden pasar años.
Pero siempre vendrá el Robot Invencible a avisarnos.
La Bailarina del Corsé Desabrochado.
Cualquiera de ellos.
Ambos tienen el tamaño de un jilguero.
Ambos viven en el papel maché.
Ambos saben lo que dicen:
Existe un mundo en el que Todo Está Iluminado.
Sólo es necesario no darle cuerda al reloj.
Olvidarnos.
Recordarnos.
Cada isla desierta tuvo su momento de felicidad.
Su desquiciante azul en la memoria.
Cada isla desierta es un lienzo que una vez fue blanco.
Luego llegó la Mano de la Magia y lo cubrió.
Lo hizo aún más hermoso.
La Mano de la Magia lleva pulseras tintineantes.
Lleva anillos que sirven para brillar y nunca son alianzas.
Lleva un discreto perfume a mar.
A veces no lleva nada, está desnuda como nuestro propio náufrago.
El náufrago que hoy se ha levantado.
Ha dejado todo lo que tenía.
Y ha venido a la Fiesta de los que Saben que el Mundo está Iluminado.
Texto de LARA MORENO
Ya nos hemos hecho mayores y sabemos que existen los tsunamis.
Si el tsunami se lleva por delante la isla desierta es un problema.
Cada vez nos queda menos tiempo para la rabia.
Ahora empleamos el esfuerzo en cansarnos.
Todo esto suena muy mal.
Suena como a renuncia.
A pastillas para dormir o sucedáneos.
Así pasa el día a día en el Mundo de Los Vivos.
El Mundo de los que Creen Estar Vivos.
La Ciudad Rebosante de Pequeñas y Angustiosas Islas Desiertas.
Nos levantamos.
Algunas mañanas nos da tiempo a lavarnos.
De todas formas a lo largo del día lo que hacemos es ensuciarnos.
Luego nos acostamos.
Pueden pasar años sin que nadie se dé cuenta de que todo está iluminado.
A pesar de que haya lugares que se estén oscureciendo para siempre.
A pesar de que aumenten nuestras dioptrías por cualquier exceso.
A pesar de que las nuevas tecnologías sean lo más parecido a la demencia senil.
Pueden pasar años.
Pero siempre vendrá el Robot Invencible a avisarnos.
La Bailarina del Corsé Desabrochado.
Cualquiera de ellos.
Ambos tienen el tamaño de un jilguero.
Ambos viven en el papel maché.
Ambos saben lo que dicen:
Existe un mundo en el que Todo Está Iluminado.
Sólo es necesario no darle cuerda al reloj.
Olvidarnos.
Recordarnos.
Cada isla desierta tuvo su momento de felicidad.
Su desquiciante azul en la memoria.
Cada isla desierta es un lienzo que una vez fue blanco.
Luego llegó la Mano de la Magia y lo cubrió.
Lo hizo aún más hermoso.
La Mano de la Magia lleva pulseras tintineantes.
Lleva anillos que sirven para brillar y nunca son alianzas.
Lleva un discreto perfume a mar.
A veces no lleva nada, está desnuda como nuestro propio náufrago.
El náufrago que hoy se ha levantado.
Ha dejado todo lo que tenía.
Y ha venido a la Fiesta de los que Saben que el Mundo está Iluminado.
Texto de LARA MORENO
El amor
38 x 46
Ese color solo existe en la mirada de los que se han atrevido a abrir los ojos en los sueños. He visto ese color en ojos marrones, negros, verdes, azules, que miraban azul pálido. Es el color del ser vencido y, en su derrota, afirmado.
Es el color de quien ha pasado el tiempo necesario dejando que el aire del mar y el silencio borrasen todo lo que sobra, hasta dejar lo necesario para la vida.
Como Rebeca y sus cuadros.
Los he enfrentado uno a uno.
Nada sobraba en esos azules claros, que se transmutan en pálido y cambian, compasivos, nuestra vida.
La sangre tiene el azul pálido de los cuadros de Rebeca.
Texto de NANO
Noche de paz
75 euros
46 x 55
Me gusta mirarte cuando te amo. Esa sonrisa distante de tus ojos azules, la velocidad de tus facciones, tan quietas. Y me siento culpable como un rumor, abrumado como un poeta que contempla al jardinero en su rosa un óleo perfecto. Pero no me atrevo a tocarte, un apenas roce de mis labios te despertaría de ese letargo de aguamarina vivísimo y estático. Oleaje en calma, labrado de la mar que anuncia la tormenta.
Quiero nadar en esos ojos aún navegables que me miran sin deseo porque estoy dentro de ellos, que me sienten en su más profundo centro porque ya no existo.
Cierras los ojos y se hace el silencio. Te vas y quiero que me lleves en tus entrañas como ese hijo que nunca tuvimos, que nunca tendremos. Pero no me atrevo a tocarte.
Acerco mi boca a tus labios entreabiertos. Mantengo esa distancia imposible como el abismo y bebo tu aliento, pausado y cálido. Aire empapado en ti. Esa respiración profunda que florece en tu interior y se derrama como agua viva por la habitación. Te comulgo con sed de huérfano pero no me atrevo y casi te toco.
Abres los ojos por mi roce arrepentido. La mirada se centra un instante en el beso, pero luego vuela ya sin mí con la furia de la cresta derramada. Desaparezco en tu mar, hundido en el azul. Me intento despedir con un desesperado movimiento pero ya es tarde y vuelas en plenitud. Sola, distante. Adiós.
Texto de GARIZA
Mapa de un día
El azul no me tranquiliza. Nada de mar, agua o lluvia. Sólo una piscina vacía, abandonada. Sueño que estoy en el fondo. Nada me impide emerger, pero no puedo. Por eso pienso en esta Inmersión
Escribo detrás
de un modelo de declaración
en el que dice:
juro que no volveré a conducir entre la niebla
si no es contigo.
Escribo detrás
de un modelo de declaración
en el que dice:
juro que no volveré a conducir entre la niebla
si no es contigo.
Casi me dan ganas de jurar
que tendré miedo a encontrarte. Es igual
que temer un accidente.
Jurar
que repeleré
olores y pigmentos. Que encontraré
las soluciones que transformen
tu forro polar en un chaleco antibalas.
Escribo sobre
un recorte de revista,
garabateo:
cuando apareces
el paisaje se hace un cuadro torcido
hacia la izquierda. El suelo en cuesta.
Necesito que alguien me explique cómo se propaga el fuego.
Por qué mi estómago es una caja negra.
Yo que siempre supe dónde tenía el cuerpo,
dudo y
emerjo.
No me ahogaba, contenía
la risa o la respiración o la comida. En la superficie
hay casetas de obra, zanjas,
parálisis,
peligros para la validez del tiempo.
Escribo en
tarjetas de visita de negocios que ya no existen.
Texto de MIRIAM DE CASTRO (KIKA)
Se me escapa
70 euros
60 x 80
En verano las tragedias se ocultan detrás de cortinas de algodón blanco. Cortinas pesadas que caen de sus barras como cascadas agotadas. Sin entusiasmo, sin brillo a pesar de los reflejos.Estoy viendo las noticias sentado en la butaca de la esquina del comedor. La sequía de los ríos queda lejos. Los peces agonizantes en un cauce seco quedan lejos, demasiado lejos detrás de la caja de madera del televisor. Estoy viendo la muerte sin entusiasmo, agotado por el calor y el peso de la tarde, y sólo estoy pensando en dormir una larga siesta.Abro los ojos. Ha sido un grito en el pasillo. Sólo un grito y un torrente de sollozos llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso, una riada que ha arrastrado todos los muebles por la puerta del balcón. Es mi casa, es mi verano, son mis de vacaciones, y yo estoy contemplando por segunda vez en una misma tarde la muerte. Pero esta vez me pertenece.Mi padre sale del cuarto de baño y camina por el pasillo con los pantalones bajados hasta los tobillos. Cuando ya no puede más se detiene y extiende los brazos hacia mí. Vuelve a gritar, pero el sonido, denso, se parte como una sandía estampada contra el suelo. Los sollozos son rojos, al igual que la sangre que se escurre por sus muslos flacos como zumo de sandía. En el suelo, puedo ver las pipas. Pequeñas manchas en las baldosas húmedas, semillas negras que algún día crecerán en mi corazón como plantas carnívoras.
Texto de DAVID CASAS PERALTA
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